domingo, 28 de octubre de 2018

Pero no te creas, lo tengo

Si me lanzo
es porque no quiero tener miedo.
Pero no te creas,
lo tengo.
Si te recuerdo que estoy aquí
es porque no quiero tener miedo.
Pero no te creas,
lo tengo.

La pregunta es:
¿estoy dejando
que el miedo domine las cosas
al intentar evadirlo?

Estoy cansado de quedarme quieto,
quejarme,
no apostar por un cambio real.

Estoy lleno de miedos:
¿hasta qué punto admitirlo, también,
forma parte de tener miedo?

Estoy lleno de miedos:
¿acaso el miedo
puede ser
la marca personal de alguien?

Estoy lleno de miedos,
pero,
¿podría seguir por esta línea
(la de ahora)
y seguiría siendo yo?

La verdad es que sí y no:
siempre quedará
un pedacito de mí lleno de miedo:
un mini-yo aterrorizado,
un niño que quiera conocerlo todo
pero a la vez no sea capaz
y se quede quieto:

Ese chaval que está en la silla
- porque tiene miedo -,
ese chaval al que le aterran las olas,
al que le intimida el mar,
que escribe,
siente
y percibe
pero lo hace con miedo.

No estoy diciendo
que vaya a dejar de tener miedo,
(como si fuese algo totalmente controlable)
estoy diciendo que con miedo no soy yo.

La verdad es que a pesar
de vivir aterrorizado
he logrado muchas cosas:
pero he logrado muchas más no haciéndole caso
a ese yo interior.

Buenas o malas siempre han sido positivas:
aprender es una parte fundamental.

Aquello contigo fue una crónica
de un fracaso anunciado
- que yo iba anunciando por aquí -
pero no merece especial mención:

El caso es que

Si me lanzo
es porque no quiero tener miedo.
Pero no te creas,
lo tengo.
Si te recuerdo que estoy aquí
es porque no quiero tener miedo.
Pero no te creas,
lo tengo.