Tales de Mileto tenía razón. La base de todo, en caso de que existiera una base, sería el agua: constante, con un rumbo incierto. Pensarlo, ver cómo el agua fluye, me recuerda a que nada se detiene. Una sensación bastante similar a la de viajar en transporte y mirar la ventana. No importa dónde, nada se detiene. Otro ejemplo también son las grandes ciudades, te hacen sentir pequeño, que queda mucho por ver y descubrir.
Y pensando esto me ha venido a la mente que lo que mueve el mundo es el tiempo, y menuda idea más romántica, el tiempo al final de todo es el que destruye todo, incluidos nosotros.
Y pensando esto me ha venido a la mente que lo que mueve el mundo es el tiempo, y menuda idea más romántica, el tiempo al final de todo es el que destruye todo, incluidos nosotros.