sábado, 17 de mayo de 2014

Ya bastante tienes con tus cicatrices.

Y qué más da de la habitación desordenada, de la basura por tirar, de la alegría por mantener y de las lágrimas por derramar. Que las cosas son iguales o peores que antes porque no te tengo, y tampoco volverás. Que las cosas seguirán igual aunque intenten cambiar, porque lamentablemente siempre estuvieron destinadas a que ocurrieran del mismo modo. Que la ausencia de todo duele más que una miséra pérdida de ti mismo. Que el abismo no es efímero, y que tú y yo como un colectivo nunca lo fuimos, pero estuvimos destinados a serlo. Y aquí me ves, escribiéndo(te) como si me fuera la vida en ello. Escribiéndote mientras me ahogo, mientras me derramo y mientras me hundo. Que el aire cada vez me pesa más y escribir solamente provoca que mis lágrimas sean más densas, amor. Y me pesan, joder. Todo me pesa, todo es demasiado. Quiero que sepas que el café ya no me sabe de la misma forma y que mis lágrimas ya no son dulces, son saladas. Quiero que sepas que la mesa sigue desordenada, pero ahora está sucia de las lágrimas que estoy derramando. Que en la mesa sólo quedan trozos de mí que cortan, así que no te molestes en volver, ya bastante tienes con tus cicatrices.