En este baile
de dos
estamos de pie
y tus brazos
me consumen,
como pirañas
se acercan,
me manosean.
¿Sientes mis latidos?
Es mi cuerpo acelerándose,
tú tomando el control,
pretendías ser bufanda
y tus extremidades
se han convertido
en serpiente,
asfixiando,
apretando fuerte,
delimitando propiedad.
No me doy cuenta
porque estás caliente
y mi cuerpo frío:
me das calor,
no me doy cuenta
de que me mareo
y aunque me falta el aire
''tú también me lo das'', pienso.
Estamos de pie
y tus brazos
me consumen
pero no me doy cuenta.
¿Queda algo de mí en ti?
¿Queda algo de ti en mí?
Estamos de pie
y me olvido
de que estoy,
de que soy,
de que quedo,
de que vivo
y no para ti
ni contigo
- si tiene que ser de esta manera.
La pregunta no es
si queda algo de mí en ti
ni de ti en mí
la pregunta es si queda algo de mí en mí
habiéndome querido tú de esta manera,
habiéndome dejado querer
cual parásito.
No me preguntes por qué
no salgo
como si fuera fácil.
No me digas que soy débil
como si eso fuera todo.
Ayúdame y dime
que tú saliste de aquí,
que te quitaste la bufanda
porque no la necesitabas
porque nunca la necesitas
si te aprieta
porque el amor no daña
ni espanta
porque no te ahoga
ni asfixia
porque el amor
no es tirarte al mar
con un peso
en el pie,
cual preso.
Porque no es propiedad
ni necesidad.
Pregúntame
si queda algo de mí en mí
y te prometo que pronto
ya no habrán más hilos que romper.
No estamos de pie,
estoy de pie
y si quieres
y quiero
tú estás conmigo.
¿Queda algo de mí en mí?
Estoy,
soy,
quedo,
vivo,
y no para ti ni contigo.