escribo desde la herida y no hay herida
escribo desde el frío,
el calor,
la alegría,
el gozo.
el precio de escribir es morir
congelado
escuchando el mar
escribo porque pienso
- ¿luego existo? -
No, escribo porque soy,
porque vivo
porque me elevo,
como copos
y no pocos
sino muchos.
escribo desde el humo que se mueve
porque asciende
y se entrelaza
escribo desde el humo que se mueve
porque es opaco
e invade.
Escribo desde paneles que se iluminan
al pasar,
de difentes colores.
Escribo porque siento
cómo vivo
y siento, al estar vivo
Escribo porque, como
el beat,
como el latido,
reitero que existo.
Escribo porque voy
arriba y abajo
y completo
- y también me completo
y me entrelazo -
Escribo porque amanezco
de manera suave, cálida,
me presento.
Aparezco
acariciando las nubes,
el cielo,
la naturaleza,
la vida.
Escribo porque aparezco
en gradiente,
crezco.
Escribo porque asciendo,
como el humo,
como el sol.
Escribo porque exploto,
e inundo
y gozo
y brillo
e incluso deslumbro.
Ilumino.
Escribo porque aprendo,
rompo los límites,
sobrepaso las nubes.
Y brillo
y brillo
y brillo
más que nunca.
Porque aquí estoy.
Y sé que no me voy a ir
sin tener 30 minutos
de algo brillante,
de un momento apasionante
de lucidez
ni 30 minutos
de una lucha intensa
por abandonarlo todo.
Ni me voy a ir sin iluminar y recordar
las vidas que ya se han ido
ni dramatizar,
un poco,
la marcha,
reflejando mensajes que no desciframos
en su momento, recordando
que ni entendemos
ni podemos
alcanzar a verlo todo
por el momento.
aquí.
Y por eso vivimos
y lloramos
y sufrimos
y nos completamos,
nos invadimos
de felicidad.
Existen extremos
porque son
el comienzo
y el final
de un ciclo.
De un comienzo
y termino.
Y...uau.