miércoles, 5 de agosto de 2015

Destino verde pisoteado.

El tren se paró en esa estación donde no quieres que se pare, en esa estación en medio de la nada. Resultó poco creíble que todos los pasajeros hubiesen bajado en la anterior parada. Yo, por supuesto, quería llegar a mi destino en cuanto antes.
Unos minutos después se acercó el revisor diciéndome que esa era la última parada, que el tren había tenido un fallo técnico y que sólo podía acabar en esa. Que no había más, y que si tanto deseaba llegar a mi destino que hiciera transbordo.
A pesar de todo, salí. Sin miedo, contemplando el paisaje verde. "Y ahora qué", me dije. La verdad es que tan sólo me paré ahí, sentado, en medio de la nada, mirando a la vegetación bastante cuidada y al horrible sol que me estaba iluminando. A pesar de esa sensación de paz que me invadió, maldecí todo y me maldecí a mí: Me di cuenta de que las vías de tren que habían permitido que yo llegase a tan hermoso lugar obstruían el paso de esa vida tan verde.