Mirando una película con mis padres me he dado cuenta de un hecho potente: estamos acostumbrados a las cosas simples, lineales. Simplemente me han soltado: "Menudas películas más truño que te descargas".
La susodicha película contaba una historia simple y a la vez rebuscada con poco avance argumental.
Es decir, si valoramos la película sólo por su argumento, la encontraremos simplona, casi cutre, pero la cuestión es que planteaba un doble fondo: el avance psicológico de los personajes y la misma ironía que representaba el incio y el final del filme.
Me atrevo a decir que el público cinematográfico hoy en día no está acostumbrado a pensar. Simplemente se sienta en una butaca o sofá con los ojos abiertos con la esperanza que la historia que se plantea en la misma película les haga perderse, evadirse. Obviamente ese no es el objetivo principal de una película. Si lo pensamos, nos daremos cuenta de algo. Cuando una persona escribe o dice algo con la oportunidad que pueda llegar a una masa en concreto de gente, lo hace con algún objetivo: concienciarla de algo. "Entretener", a mi parecer, es un término que ha surgido hace poco por sí solo. Cuando alguien juega a un juego - valga la redundancia - de consola o de ordenador, lo hace con el objetivo de entretenerse, ignorando así el segundo plano que pueda plantear dicho videojuego. El público se ha acostumbrado a no pensar, mi hermano suele quejarse mucho cuando compara videojuegos de una saga en concreto actuales con los de hace 5 o 10 años. Lo he podido comprobar de primera mano, los videojuegos clásicos estaban repletos de acertijos y en los actuales raramente logras encontrarlos. Y cuando los encuentras, sueles recurrir a guías porque dicho acertijo es demasiado difícil. La realidad cambia, las masas cambian, y a la vez las cosas cambian para las masas. Al final, las masas que quedan sólo pueden adaptarse, cambiar, o buscar otra alternativa posible. De todas maneras, son minorías y las minorías no pueden mover nada.
miércoles, 4 de noviembre de 2015
Son minorías y las minorías no pueden mover nada
lunes, 26 de octubre de 2015
No hay amor que valga cuando no vale la pena.
Me hubiera gustado inhalar el mismo aire que el tuyo. Más bien inhalarte para nunca exhalarte. Déjame explicártelo, una vez te comparé con un cigarro, pero me olvidé de que para mí, nunca terminabas. Y es que cuando estabas conmigo solía querer hacer sonetos. Ahora lo único que consigo son palabras caóticamente conectadas. Podrías interpretarlo como que me estoy ahogando en mi propio barco. Y lo siento, llevo todo el tiempo en el mismo sitio desde que te marchaste. Tu partida no supuso ningún problema para mí, no me da reparo decirlo. Bueno, con la particularidad de que ahora estoy sentado y me he terminado cansando del café cargado, frío y amargo. He avanzado en ese aspecto. Supongo que ya no soy tan cargado, tan frío ni tan amargo. Por ti, supongo, hubiera creado muros y hubiera derrocado esos mismos con mis propios puños. Pero ni muros, ni tú. Aunque sí las heridas en mis manos - y en mi corazón. Pero me he habituado a tu ausencia. Quizá creí conocerte.
Y es que te he visto en muchos lugares,
y es que te he buscado en múltiples ocasiones,
consciente
e inconscientemente.
Pero, lo siento, si ya no encajaba el no estar físicamente, el estar en mi corazón y el no estar en mi regazo,
no encaja estar,
estar
y no estar a la vez.
Y te he encontrado. Y estabas diferente. Pero yo también estaba diferente. Estaba sin ti.
''Ah, pues no ha cambiado tanto'' me dije, al reconocerte. Gran y enorme error. Te reconozco, pero no reconozco mi amor. No nos reconozco, tal y como estamos, juntos.
Nos reconozco por separado.
Y eso me duele más.
Pero sigue haciendo frío y al parecer, me seguirá gustando exponerme al frío. Estoy en busca de esa ventana que no abra recuerdos.
jueves, 8 de octubre de 2015
Regresiones y orígenes
Una idea es potente. Quedaba claro con la película de ciencia-ficción llamada Origen, donde el protagonista podía entrar en el subconsciente de las personas mediante el sueño, entrando en un espacio-tiempo completamente distinto, y cambiar sus acciones mendiante simples ideas inducidas como si fueran propias.
Esa película planteaba una paradoja, la de creer en el sueño como algo real eliminando la validez de lo que concibimos ahora como mundo verídico.
"Estás esperando un tren. Un tren que te llevará muy lejos. Tú sabes dónde quieres que este tren te lleve, pero no sabes dónde te llevará. Pero no importa, porque estaremos juntos", planteaba el filme en sus momentos cumbre.
Entrando en spoilers, el protagonista sufre el suicidio de su esposa y la muerte de sus hijos a manos de ella a causa de la distorsión de su concepción del mundo real, atrapándola así en el mundo onírico, el mundo que habían creado juntos y en el cual estuvieron mucho tiempo atrapados, cosa que causó el triste desenlace final: la pérdida de conciencia. Pues claro, ¿qué es real sino lo que vives día tras día?
Una idea es fuerte, firme, y es una línea argumental que se plantea fuerte y firmemente en la película. La desgracia es perder el control, la desgracia es la idea que hizo que se perdieran las ganas del control.
Pues bien, esa misma cuestión se plantea de forma distinta en la película Regresión dirigida por Alejandro Amenábar y estrenada en las pantallas la pasada semana. Aunque está enfocada en un ámbito más psicólogico científicamente hablando, el ámbito freudiano, interpreta lo mismo: Una idea es dura, firme. Creer en ella la refuerza, y creer en que los demás pasaron un momento de sus vidas en que esa idea era la protagonista, lo hace aún más.
Recuerdo cuando ocurrió la desgracia de la matanza en la redacción de Charlie Hebdo hace un año, mi profesor de lengua castellana trató el tema con condolencia, pero concluyó en que era una victoria lingüísticamente hablando.
Se refería al lenguaje con la capacidad de mover mundos, abrir fronteras, deshacerlas e incluso destruir esos mismos mundos.
Ya no sólo una idea es potente, ya no sólo una idea te manipula de manera extremedamente sorprendente, sino que lo hace todo el lenguaje en sí, porque es como un cuchillo que utilizas para cortar alimentos. Puedes cortar verduras, puedes cortar carne animal, o puedes cortar personas. Todo es bueno dependiendo de cómo lo hagas, dónde lo hagas, para qué lo hagas y con qué finalidad lo hagas. A fin de cuentas, lo que es moral y lo que no lo es está determinado por estas preguntas.
domingo, 23 de agosto de 2015
Tiempos de producción, personas producto.
Y es que esa mañana me levanté con un café. Un café frío, cargado, amargo, como mi propia existencia. Llevaba años atormentándome por las expectativas de un futuro mejor. Ya no existe nada para la humanidad.
Nos lo arrebataron todo hace unos cuantos años. Puede parecer que hemos retrocedido, pero ahora los humanos tenemos que ser productivos para prosperar.
Cuanta más producción haya en una ciudad, más privilegios tiene para prosperar. Por eso están lo que se les llama ciudades fantasma. Donde la gente que está ahí no existe para el sistema. Casi como muertos muriéndose de hambre.
Se rumorea que algunos de los improductivos son llevados por trenes lejos, al horizonte. No sé qué hay al horizonte. Siempre quise saberlo. Ya no sirven los mapas. Hemos pasado malos tiempos por culpa de la contaminación medioambiental. La Tierra se fragmentó hace años. O, al menos, eso dicen.
Lo cierto es que yo siempre he sido un chaval normal, conformista. Lo cierto es que nunca me pregunté nada de esto hasta hoy. Digamos que siempre fui normal hasta que me alcanzó esa bala. Porque me devolvieron lo que el gobernador le arrebató a la humanidad: los sentimientos.
Acto seguido caí al suelo. El impacto de esa bala fue doloroso. Estábamos él y yo ahí, parados. Hasta que pasó lo peor. No quise pensar en nada, pero pensé en todo.
La calle estaba vacía, minutos antes habría pensado que estaba vacía como mi corazón.
Me dieron ganas de vomitar. Simplemente vinieron imágenes a mi mente de la Tierra, de cómo estaba antes de la fragmentación. Fue muy rápido y no me dio tiempo a asimilarlo todo.
Mi órgano vital estaba latiendo muy deprisa, y yo, temblando, sudando. Me puse de rodillas en el suelo y empecé a retorcerme del dolor.
El chico con capucha me estaba mirando. Simplemente sonreía. No alcancé a comprenderlo. La escena era patética y la calle estaba vacía. Y yo ya no estaba tan vacío.
El chico tiró su arma al suelo. No dijo nada, pero supongo que pensó que ya lo dijo todo. Yo seguía sin comprenderlo.
Toda esa escena me estaba dando asco. O simplemente es porque me invadió el asco. No sé por qué.
El chico se alejó. Yo estaba perdiendo el sentido aunque no estaba sangrando. Me dispararon algunas veces en el cuerpo de policía, el dolor se sentía casi igual, ligeramente diferente.
Unos momentos después sentí como alguien me susurraba una cuenta atrás. Cuando llegó a cero, me gritó que empezara a correr. Recobré el sentido. Vi los guardias del gobernador en la lejanía. Entonces no lo sabía, pero me convertí en un improductivo.
domingo, 16 de agosto de 2015
Con lágrimas en el corazón pero no en los ojos.
Y con el dolor de cabeza. Con el dolor de cabeza que me mataba lentamente.
viernes, 14 de agosto de 2015
Catorce o veintitrés, siempre serás un planeta.
Aunque no te toqué, ni te besé siempre tuve la impresión de que respiraba el mismo aire que tú. Que respirábamos a la par que nuestro silencio se besaba. Esto también es cliché. Lo sé. Por eso lo publico en este blog. Porque esta vez no es para ti, es para mí.
Y resulta mentira que aún no quiera tocarte ni besarte.
Quiero decir.
He tocado y he besado a otros. Pero a ninguno como a ti. En serio. Me aburrí de todos.
Lo nuestro fue tan profundo que no hicieron falta besos ni abrazos para quererte.
Sólo hizo falta tu voz a través de la línea telefónica y mi silencio para llegar a amarte.
Y me encantaría que volvieras.
O que me dejaras ver violetas en otro hogar. Porque a veces ''hogar'' no es más que una persona. Y tú fuiste y eres el jodido planeta Tierra entero.
Y podría hacer un poema de ti y de mí,
de la impresión que das
cuando estás en todas partes.
Cuando te veo en las flores
y en los paisajes.
Cuando te veo en el mar
y en el viento.
Podría hacer un poema
de la impotencia que siento
al ver que todo se derrumba.
Que te derrumbas.
Podría hacer un poema
de lo mal que me siento
cuando me falta el aire.
Cuando no te veo en las flores
ni en los paisajes.
Cuando no te veo en el mar
ni en el viento.
Y podría hacer un poema
sobre las cuatro paredes
de mi habitación.
Y tú en mi ventana,
parada,
esperando a que te bese.
jueves, 13 de agosto de 2015
Iba de ausencias. De tu ausencia.
Y ya no sé si maldecir mi existencia o maldecir tu impertinente recuerdo.
sábado, 8 de agosto de 2015
Todo cambia mucho.
Y precisamente digo que es curioso porque últimamente en mis sueños buscaba a alguien desesperadamente. Estaba con alguien. El otro día al despertarme - de manera brusca - lo primero que hice fue sentarme en la cama y darme cuenta de que ese alguien eras tú. Sin motivo aparente.
Y es que el otro día estaba intentando hacer una casa blanca. Una casa vacía - porque así son mis sueños - y completamente pintada de blanco. Lo dejé estar porque no tengo demasiadas referencias de los escenarios. Sé que se parecen vagamente a cosas que he visto o visitado, pero lamentablemente hasta ahí llego. Todo cambia mucho. Tanto como tú. Tanto como yo buscándote. Y tanto como yo sin saber por qué te buscaba.
Alguna vez
Sueña
¿Alguna vez has soñado con irte?
Lejos.
¿Alguna vez has soñado con salir?
Ser tú
¿Alguna vez has soñado con vivir?
detalladamente.
¿Alguna vez has escuchado el silencio?
Tu alma.
jueves, 6 de agosto de 2015
Nada es absoluto, todo es relativo.
Desde que tengo uso de razón, en mis fantasías, siempre he optado por el teletransporte instantáneo. Ahora lo pienso y llego a la conclusión de que lo decía porque en teoría tener el poder de teletransportación no es nada costoso y tu ausencia en un lugar es menos notada. Porque, vaya, lo mejor del viaje es el viaje. La verdad es que nunca me importará cuán largo sea. Es decir, claro que me estresa estar en un sitio cerrado y no poder casi moverme, sea en el tren, en el coche, en el avión o en el bus. Pero es mágico eso de poder ver cómo se aleja todo por la ventana cuando la verdad eres tú el que se aleja. Da qué pensar.
Y esto me recuerda a la Teoría de la Relatividad.
miércoles, 5 de agosto de 2015
¿Y si la mejor canción no es más que el silencio? Nosotros.
Así que sí, supongo que al fin y al cabo las personas podemos ser canciones. Canciones hermosas. Y que después de todo las canciones sin letra no son tan aburridas como pensabas.
Destino verde pisoteado.
"Es bueno pero no estoy bueno"
Solía pensar que estaba bien ser un poco infeliz con tal de escribir algo aceptable, publicable. Quiero decir, funciona. Dejé de borrar escritos y de llamarle tristeza, cambiándole el nombre por inspiración - siempre que sintiese, al menos, algo. Por eso prefería, a veces, dejar de sentirme tan sumamente vacío. Pero no me queda claro del todo si está bien eso de escribir algo "bueno" mientras por dentro se está totalmente inestable. Es una ironía. La vida - si es que existe eso - se ríe de nosotros. El sabio es infeliz y el necio no puede estarlo más. Supongo que todo tiene un precio, y yo ahora mismo estoy pagando el de haberte tenido. Un poco menos de lo que quise, pero un poco más de lo que podíamos. De lo que podía.
Tengo que dejar las metáforas.
O más bien, tengo que dejar tu recuerdo.
lunes, 3 de agosto de 2015
Con el corazón agrietado, con la garganta seca y con las zapas limpias.
jueves, 18 de junio de 2015
Arjé
Y pensando esto me ha venido a la mente que lo que mueve el mundo es el tiempo, y menuda idea más romántica, el tiempo al final de todo es el que destruye todo, incluidos nosotros.
jueves, 9 de abril de 2015
Mi vida es jazz no es lo mismo que decir el jazz es mi vida.
Creo que cuando llevas tiempo sin sentir nada valoras algo cuando lo sientes. Y con esto quiero decir que mi vida no tiene banda sonora la mayor parte del tiempo, pero no por ello es siempre aburrida y monótona. Es aburrida y monótona, pero cuando no lo es - esporádicamente - me siento aire. Y comprendo que es esto a lo que llaman vida. Si tuviera que elegir una banda sonora, sería el jazz. O el blues. Porque soy ese aire que sale del saxo al inhalar. Soy una nota perdida, pero libre. Soy el humo del cigarro, pero fluido.
jueves, 26 de febrero de 2015
¿Simpatía o hipocresía?
Mi punto de vista es que esos valores nombrados arriba permiten una sociedad mejor, pero no dejan que el individuo desarrolle su personalidad en plenitud. La gente espera que actúes con simpatia de manera altruista, pero eso es casi imposible, así que siempre esperarás algo a cambio. Y cuando no lo consigas, te desenvolverás como una persona insatisfecha.
"Insatisfecha". En realidad, es un principio del capitalismo, que la gente se sienta insatisfecha y gaste su dinero en cosas que no valen la pena sólo para preservar su imagen, pero el caso es que uno de los principios morales está basado en algo que es totalmente contrario a su naturaleza. Algo así como pasa en la religión cristiana: exponen y supuestamente dan ejemplos reales de devotos totalmente comprometidos con su cristianismo, pero ni los mismos representantes de dicha religión se comportan tal y como dicen las sagradas escrituras. Es algo así como una manzana totalmente brillante y apetitosa, pero que al cortarla se puede apreciar que se está pudriendo por dentro.
Decir una cosa y demostrar otra es algo que ha perdurado toda la vida, casi como que la humanidad necesite mentir para su supervivencia. Nos gusta mentir, y eso es algo que no podemos negar. Creo que sólo queda decir que es absolutamente normal ser hipócrita con unos valores tan absurdos, tan servibles y tan poco servibles a la vez.